jueves, 17 de mayo de 2012

LA QUINTA DE LOS MOLINOS

Vamos a conocer, sin lugar a dudas, uno de los parques más desconocido para los madrileños. Reminiscencia de las antiguas fincas agrícolas, tan abundantes en Madrid, en otros tiempos. Todos los edificios, fuentes y demás equipamientos, nos muestran, bien a las claras, uno de los estilos imperantes en la época: el Art Decó.
Esta finca, situada al final de la calle Alcalá, en el barrio de El Salvador, distrito de San Blas, perteneció, hasta los años 20, a D. Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno y Gordón, Conde de Torre Arias, quien en aquella época, no se sabe bien si se la regaló a cambio de unos trabajos, o se la vendió al arquitecto Cesar Cort.
Comentar también, que la finca colindante a La Quinta, sigue siendo propiedad del marquesado de Torre Arias, pero según información, el único heredero de la marquesa, el duque de Tamames, habría llegado a algún tipo de acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid, para que la finca, pase a propiedad municipal, una vez que la marquesa fallezca.

Cesar Cort, concejal de urbanismo, era un terrateniente, que poseía grandes extensiones de terreno, por ejemplo, los terrenos ubicados en lo que hoy es Valdebebas, y de los cuales, sus herederos se encargan de su urbanización

A la muerte del arquitecto, acaecida en 1978, los herederos, llegaron a un acuerdo con la Gerencia de Urbanismo, por el que cedían tres cuartas partes de las 28,7 Ha. originales al Ayuntamiento, a cambio de poder edificar en la zona alta del parque. Este, pasó varios años cerrado y abandonado, hasta que el Ayuntamiento tomó conciencia, lo rehabilitó y abrió al público.
El modelo de finca, era uno muy usado en la época de la Ilustración: la finca de recreo y agrícola; aunando zonas de cultivo, con paseos, edificios y zonas arboladas. Destacando los 1.400 almendros, que muestran todo su esplendor en la primavera madrileña. Tiene, además, gran variedad de árboles, como pinos, eucaliptos, etc.
El agua era abundante y los cultivos se regaban con el agua que aportaban dos arroyos; el del Tranco y el de La Quinta. Ambos situados en un nivel inferior, y de ahí, que se necesitara recurrir a los molinos. Hoy solo quedan dos: el de La Casa del Reloj y el de La Rosaleda. Formaban parte de un complejo sistema de conductos, fuentes, albercas, estanques, etc. que cumplían una doble misión: el riego y la decoración.
Tiene otros lugares singulares, como la llamada Pista de Tenis, que es un espacio llano, con césped y una especie de grada, que parece ser que se usaba para lo que su nombre indica. También tenemos el estanque grande, varias fuentes, y un abandonado invernadero.
Otro edificio de interés, es el Palacio, que se empezó a construir en 1925, siguiendo el modelo racionalista, inspirado en la Escuela de Secesión Vienesa. Es un edificio de cinco plantas y tres alturas, en las que destaca su torre del reloj, con forma cúbica y piramidal. Ha habido varios contactos para darle un uso, pero no han cuajado, y en la actualidad esta cerrado y sin uso.
Cuando en los años 60, Don Cesar Cort, se cayó por las escaleras del palacio, rompiéndose la cadera, lo hizo cerrar, y se traslado a vivir a la Casa del Reloj (hoy ya totalmente rehabilitada, según un acuerdo firmado por Doña Ana Botella, entonces concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, con Caja Madrid).
TEXTO E IMÁGENES: José Casado
DOCUMENTACION: Wikipedia. Diversas páginas de Internet