En la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real, podemos admirar, entre las hileras de reyes y reinas, un monumento coronado por la figura ecuestre del rey Felipe IV.
Esta escultura, realizada a mediados del siglo XVII, tiene una historia peculiar, y la vamos a tratar de contar.
Con objeto de emular la escultura ecuestre de su padre Felipe III, que podemos ver en la Plaza Mayor, el rey Felipe IV, ordenó esculpir una estatua, siguiendo el modelo de la pintura de Diego Velázquez, que podemos admirar en el Museo del Prado.
El rey, eligió a Pietro Tacca, conocido escultor florentino, que ya había realizado la escultura de Felipe III. Tacca se puso manos a la obra encantado, pero enseguida se dio cuenta de que no era lo mismo pintar una imagen de un caballo rampante con su jinete, que realizarlo en una estatua.
El problema es que la parte delantera, era demasiado pesada, para poder equilibrar el conjunto, solo con las dos patas traseras, aunque también se anclase la cola.
Tacca sabía, que el rey no aceptaría ninguna excusa, y menos de índole técnico, así que decidió pedir ayuda al más grande físico y astrónomo del momento: Galileo Galilei.
Le escribió una carta, y recibió la siguiente contestación:
“El problema al que se enfrenta, es realmente curioso, y me lo planteo como un acertijo. La idea de colaborar con usted y con el maestro Velázquez, es una propuesta demasiado tentadora como para desestimarla”. Y continuaba: “Déjeme decirle, que necesitara ocho toneladas de bronce para la parte trasera de la estatua, ya que esta deberá ser de material sólido. Le enviare los cálculos, y ángulos de inclinación, en cuanto me sea posible, y no dude que tratare el problema, como si se tratara de una de mis más importantes investigaciones científicas”.
Y así fue como se juntaron en un mismo proyecto. Diego Velázquez, Pietro Tacca y Galileo Galilei, aunque también participó Juan Martínez Montañés, como ahora veremos.
Galileo, solucionó el problema de manera innovadora, ya que por aquel entonces, las estatuas eran huecas, pero la distribución del peso, debía de ser extremadamente precisa y requería de unos conocimientos matemáticos excepcionales.
El modelo, a tamaño real, se terminó en Florencia, en 1638, y se traslado hasta Madrid, en donde se haría el fundido final.
La calidad del modelo, se catalogó como de extraordinaria, pero se criticó el escaso parecido con el rey, y carecía de su porte.
La solución, la dió Velázquez, que sugirió que un amigo suyo de Sevilla: Juan Martínez Montañés, realizase la cabeza del monarca. El rey accedió, y se guardo el modelo en los sótanos de El Alcázar.
Lo primero que hizo Montañés, al llegar a Madrid, fue cortarle la cabeza al rey….bueno, a su estatua, guardando la cabeza como modelo de las dimensiones.
Seis meses tardó Montañés en realizar el encargo, tiempo que dio a Velázquez, para pintar un cuadro de su amigo, trabajando en la cabeza del rey.
Cuando se terminó el conjunto, se excavó un enorme agujero en el Campo del Moro, y se realizó en vaciado en bronce fundido. Tardo 27 días en enfriarse, se extrajo, se pulió y barnizó, y tanto el rey, como Diego Velázquez, quedaron impresionados por el resultado obtenido.
Se colocó frente al Palacio del Buen Retiro, que era la zona más chic de Madrid. Luego se trasladó frente al Alcázar, y después, de nuevo, a El Retiro, colocándose en El Parterre.
Finalmente, en 1843, la estatua se colocó en su emplazamiento actual. Sobre una base en dos relieves: uno muestra al rey Felipe IV, condecorand0 a Diego Velázquez con la Cruz de la Orden de Santiago, y en el otro, muestra una alegoría del rey, como patrón de las artes y las letras.
TEXTO E IMAGENES ACTUALES: José Casado
IMAGENES CUADROS DE VELAZQEZ: Wikipedia
DOCUMENTACIÓN:
Wikipedia
Peter y Marcos Besas (Madrid Oculto)
Hola José,
ResponderEliminarParece mentira que un problema hoy tan sencillo, al ser novedoso en la época, tuviera que resolverlo un genio como Galileo.
Si el señor Galilei levantara la cabeza y viera los "milagrosos" equilibrios de algunas arquitecturas...(sin irnos lejos, nuestras torres KIO)
Bonito e instructivo post.
Un abrazo.
Hola Manuel. Tiene razon y es "que las ciencias avanzan que es una barbaridad".
ResponderEliminarNo nos planteamos estos problemas pues estamos habituados a estos "milagros" arquitectonicos, y nos resultan normales, pero algún genio se los habra tenido que plantear...y resolver, claro.
Gracias y un abrazo.
Qué celosillo de su padre parece que estaba Felipe IV :-)
ResponderEliminarUna historia peculiar, que nos has contado muy bien, ¡gracias José!
Hola José:
ResponderEliminar¡Qué lujo de estatua, en la que intervinieron nada menos que tres genios de dimensión universal, bueno cuatro! Mucho me temo que la mayor parte de los madrileños desconocen el enorme valor de esta estatua.
Un artículo delicioso, muchas gracias y un abrazo, Jesús
Hola Mercedes. Perdon por no agradecerte antes el comentario, he estado enfermo unos dias.
ResponderEliminarEs verdad, parece que tenia que estar por encima de su padre, creo que es algo inherente a la figura de rey.
Muchas gracias y un saludo.
Creo que los guías de Madrid informan mal a los turistas diciéndoles que Galileo vino a Madrid a solucionar el problema
ResponderEliminar