En 1390, por orden de Enrique II de Castilla, se inician las obras de este cenobio cartujo, que se prolongaron a lo largo de varios siglos. La ubicación la eligió el propio monarca, y señaló a su hijo (Juan I de Castilla), el lugar de construcción, junto a la ermita existente, hoy llamada Capilla de Nuestra Señora de Monserrat.
El proyecto constaba de tres edificios: monasterio, iglesia y el palacio para uso y disfrute de los reyes. En el inicio de su construcción, se reunieron varios arquitectos, como Rodrigo Alfonso, que también interviene en la Catedral de Toledo; Abderramán, que hizo el refectorio gotico-mudejar, y Juan Guas, responsable del atrio y la portada de la iglesia y el claustro de los monjes. Ya durante el siglo XV, Juan y Rodrigo Hontañon trabajaron allí.
En 1835, como a otros muchos recintos religiosos, le afectó la Desamortización de Mendizábal. y en consecuencia, se perdieron importantes obras que decoraban las paredes de la iglesia, así como su importante biblioteca, que albergaba miles de volúmenes.
Ya pasada la Guerra Civil, en 1954, el general Franco, cedió lo que quedaba del monasterio, en usufructo, a la orden benedictina. Vinieron entonces, doce monjes benedictinos de la abadía de Valvanera, en La Rioja, para hacerse cargo del Paular.
En nuestros días, desde 1996, se ha estado llevando a cabo un plan de restauración del monasterio. Se han destinado 12 millones de euros para tal fin.
El monasterio, pertenece al estado desde 1876, y en el año 2014, finaliza la cesión del usufructo a la orden benedictina, que se realizó en 1954, por 30 años y que se renovó por otros tantos en 1984. El Ministerio de Cultura, esta preparando una propuesta integral para el conjunto.
Ahora, con la restauración terminada, y convertido en Sala Permanente del Museo del Prado, desde 2001, se ha estado trabajando en la recuperación de las 52 obras de Carducho (1576-1638), conocidas como Serie Cartujana, y que este había pintado por orden de San Bruno de Colonia, fundador de la orden cartuja, entre los años 1626 y 1632, y que se encontraban diseminadas por diversas ciudades de España.
El propio Museo del Prado, guardaba 17 de ellas, El Museo provincial de A Coruña, tenia 14, y había otras en Burgos y Valladolid. En 2006, se terminó esta recuperación y ahora podemos ver las 52 obras en el remodelado claustro. Todas las pinturas tienen un tamaño de 3,45x3,15 metros.
Las podemos ver, como están en sus bastidores, sin marcos, ya que los que tenían anteriormente, eran de escayola y se habían deteriorado.
TEXTO E IMÁGENES ACTUALES: José Casado
DOCUMENTACIÓN: Wikipedia, Museo del Prado, El Pais.
Qué maravilla, has ido a ver los Carduchos en el Paular... solo conozco la historia por la prensa, muchas gracias por contarla, José. A ver si algún día voy a verlos. Como se ve en tu primera foto, es un sitio precioso.
ResponderEliminarsaludos!
Hola Mercedes. Evidentemente merece la pena hacer una visita al Monasterio, y no solo por ver los Carduchos, que por si solos, merecen la pena verlos, sino por ver el monasterio, ya restaurado...y que decir del entorno?
ResponderEliminarGracias por el comentario y un saludo.
Hola José:
ResponderEliminarYo estuve viendo los Carduchos hace unas cuantas semanas, y realmente está todo precioso. Ha sido uno de los grandes logros culturales de los últimos tiempos.
Enhorabuena por el reportaje. Un abrazo!!!
Hola José,
ResponderEliminarHace "cienes" de años que no voy por El Paular. Si mejora el tiempo, palabrita del niño Jesús que vuelvo...en amoto.
Por cierto, estos Carduchos ¿son de Vicente o Bartolomé?
Un abrazo.