Continuamos esta serie, en la que
citamos los edificios más antiguos de Madrid, y comentamos algo de su historia.
Volvemos, de nuevo, a la Plaza de
la Villa, en donde encontramos los edificios civiles más antiguos de la
capital. La Casa de Cisneros (1537).
La fachada que da a la plaza de la Villa, se
rehízo en el siglo XX, cuando el Ayuntamiento adquirió el inmueble.
La fachada de la calle
Sacramento, que al principio, era la principal, es la que mantiene los mayores
valores histórico-artísticos, ya que apenas ha sufrido modificaciones.
El siguiente edificio, es la Casa a
la Malicia (1561), en la calle Redondilla, 10. Se las denominaba “casas
de difícil partición”.
Fue una forma de construcción en Madrid, durante los
siglos XVI y XVII.
Esta forma de construcción, nació
para oponerse a la Orden, llamada “Regalía de Aposento”, que instauró Felipe
II, en 1561, por la cual, todos los ciudadanos tenían la obligación, de dar
aposento a los funcionarios de la corte, de ahí que se construyera de forma que
no se pudiera dividir la vivienda.
El otro edificio siguiente es la Casa
de la 7 Chimeneas (1574), en la Plaza del Rey.
Juan de Herrera, modificó los
planos que había hecho Antonio Sillero, para Don pedro Ledesma.
Posteriormente la habitó, en el
siglo XVIII, el marqués de Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III.
Durante el motín que llevó su nombre, motivado por la prohibición de llevar
capa, fue saqueado
Actualmente, alberga el
Ministerio de Cultura, pero anteriormente ha albergado, clubs feministas,
bancos, etc.
Después tendríamos la Iglesia
de San Sebastián (1578), en la calle Atocha, 39.
Es conocida, porque alberga los restos de Lope de Vega,
aunque ahora se desconozca la ubicación exacta de los mismos.
Se construyó, como era la
costumbre, sobre una ermita existente anteriormente y que fue demolida. Tenía
Derecho de Asilo, es decir, que podían pedir asilo en ella, los perseguidos por
la justicia.
La capilla de Ntra. Sra. de Belén
o de los arquitectos, acepción que tomó al adoptarla estos como suya. Fue
construida en 1693, por Francisco Rodriguez, reformada por Ventura Rodriguez, y
alberga sus restos, así como los de Juan de Villanueva.
El siguiente edificio, es la Casa de la Panadería
(1590), en la Plaza Mayor.
Los pintores Claudio Coello y
José Jimenez Donoso, decoraron tanto el interior, como como los frescos del
exterior. Tras el tercer incendio que sufrió la plaza, el edificio se libró, y
sirvió a Juan de Villanueva, como modelo, para la reconstrucción del caserío de
la plaza.
En un principio, albergó la
tahona principal de la villa, de ahí su nombre, pero posteriormente albergó a
la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando, la Academia de Historia,
biblioteca, Archivo Municipal, y ahora dependencias municipales y la Oficina de
Turismo.
Después tendremos en Monasterio
de la Encarnación (1611), en la Plaza del mismo nombre.
Pertenece a las monjas agustinas
recoletas. A esta institución, fundada por la reina Margarita de Austria,
pertenecieron todas las damas de la nobleza.
Contiene, en su interior,
numerosas obras de arte, además de objetos religiosos, como el relicario de con
la sangre de San Pantaleón, que según la tradición, se licua el día del santo,
el 27 de julio.
Los reyes podían llegar a la
iglesia, a través de un pasadizo, que venía desde el Alcázar. La reina
Margarita, hizo, antes de su muerte, una donación a la institución, que aún no
han sabido explicar los historiadores: la cama en la que nació su hijo, el
futuro Felipe IV.
En la calle mayor, tenemos el Palacio
de los Consejos o Palacio de los condes
Uceda (1613).
También llamado Palacio de los
condes de Uceda, es un edificio barroco, habitual de la arquitectura palaciega
en el Madrid de la época. Justo enfrente, estaba la iglesia de Santa María de
la Almudena.
Además de la familia Sandoval, la
reina Mariana de Austria, madre de Felipe II, habitó en él, hasta su muerte.
Felipe V, trasladó allí las
oficinas del Alcázar, denominándose, desde entonces, Palacio de los Consejos.
Actualmente es la sede del
Consejo de Estado y la Capitanía General.
En la Plaza Mayor, tenemos la Casa
de la Carnicería (1631), hecha a imagen de la Casa de la Panadería,
tras su reconstrucción después de uno de los incendios, sufridos por la plaza.
Fue el Depósito de Carnes, que abastecía a los mercados de
la villa. Después fue Tenencia de Alcaldía y Casa de Socorro. Actualmente,
alberga a la Junta Municipal del Distrito Centro.
Por último, en la calle Mayor, encontramos el Palacio
de Abrantes (1653).
Su origen se debe a un noble, que
tenía el título de “Espía Mayor del Consejo Secreto de su Majestad”, Don Juan
de Valencia, que compró varias fincas, y lo mando construir.
El palacio, pasó de mano en mano,
hasta que fue comprado por los duques de Abrantes, que lo reformaron.
Más tarde, lo compró el senador
Manuel María de Santa Ana, para instalar en él, la redacción del periódico La
Correspondencia de España”.
En 1888, se vende, y es adquirido
por el Gobierno Italiano, que instala allí su embajada; lo reforma, añadiendo
las pinturas de la fachada. Tras el
traslado de esta a la calle Juan Bravo, queda instalado en el palacio el
Instituto Italiano de Cultura, desde 1939.
TEXTO E IMÁGENES. José Casado
DOCUMENTACIÓN: Wikipedia, J.M. Castellanos
Enhorabuena por esta serie. Es verdad que muchos edificios antiguos han sufrido muchas modificaciones por el paso del tiempo, pero algunos son realmente preciosos.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana, Jesús
Hola Jesús Es cierto, algunos no se reconocerían, pero al menos, se han salvado de la piqueta.
ResponderEliminarY son preciosos, tenemos, a pesar de todo, una ciudad preciosa.
Un abrazo.
Hola José,
ResponderEliminarEnhorabuena por esta bonita serie que resume lo más antiguo y significativo de la arquitectura madrileña.
Un abrazo
Hola Antonio. Gracias, Creo que es conveniente de vez en cuando, ir dando información histórica, para que no se nos olvide por donde andamos, y del patrimonio histórico que tenemos en Madrid.
ResponderEliminarUn abrazo.