Esta finca, situada al final de la calle Alcalá, en el barrio de El Salvador, distrito de San Blas, perteneció, hasta los años 20, a D. Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno y Gordón, Conde de Torre Arias, quien en aquella época, no se sabe bien si se la regaló a cambio de unos trabajos, o se la vendió al arquitecto Cesar Cort.
Comentar también, que la finca colindante a La Quinta, sigue siendo propiedad del marquesado de Torre Arias, pero según información, el único heredero de la marquesa, el duque de Tamames, habría llegado a algún tipo de acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid, para que la finca, pase a propiedad municipal, una vez que la marquesa fallezca.
Comentar también, que la finca colindante a La Quinta, sigue siendo propiedad del marquesado de Torre Arias, pero según información, el único heredero de la marquesa, el duque de Tamames, habría llegado a algún tipo de acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid, para que la finca, pase a propiedad municipal, una vez que la marquesa fallezca.
Cesar Cort, concejal de urbanismo, era un terrateniente, que poseía grandes extensiones de terreno, por ejemplo, los terrenos ubicados en lo que hoy es Valdebebas, y de los cuales, sus herederos se encargan de su urbanización
A la muerte del arquitecto, acaecida en 1978, los herederos, llegaron a un acuerdo con la Gerencia de Urbanismo, por el que cedían tres cuartas partes de las 28,7 Ha. originales al Ayuntamiento, a cambio de poder edificar en la zona alta del parque. Este, pasó varios años cerrado y abandonado, hasta que el Ayuntamiento tomó conciencia, lo rehabilitó y abrió al público.
El modelo de finca, era uno muy usado en la época de la Ilustración: la finca de recreo y agrícola; aunando zonas de cultivo, con paseos, edificios y zonas arboladas. Destacando los 1.400 almendros, que muestran todo su esplendor en la primavera madrileña. Tiene, además, gran variedad de árboles, como pinos, eucaliptos, etc.
El agua era abundante y los cultivos se regaban con el agua que aportaban dos arroyos; el del Tranco y el de La Quinta. Ambos situados en un nivel inferior, y de ahí, que se necesitara recurrir a los molinos. Hoy solo quedan dos: el de La Casa del Reloj y el de La Rosaleda. Formaban parte de un complejo sistema de conductos, fuentes, albercas, estanques, etc. que cumplían una doble misión: el riego y la decoración.
Tiene otros lugares singulares, como la llamada Pista de Tenis, que es un espacio llano, con césped y una especie de grada, que parece ser que se usaba para lo que su nombre indica. También tenemos el estanque grande, varias fuentes, y un abandonado invernadero.
Otro edificio de interés, es el Palacio, que se empezó a construir en 1925, siguiendo el modelo racionalista, inspirado en la Escuela de Secesión Vienesa. Es un edificio de cinco plantas y tres alturas, en las que destaca su torre del reloj, con forma cúbica y piramidal. Ha habido varios contactos para darle un uso, pero no han cuajado, y en la actualidad esta cerrado y sin uso.
Cuando en los años 60, Don Cesar Cort, se cayó por las escaleras del palacio, rompiéndose la cadera, lo hizo cerrar, y se traslado a vivir a la Casa del Reloj (hoy ya totalmente rehabilitada, según un acuerdo firmado por Doña Ana Botella, entonces concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, con Caja Madrid).
TEXTO E IMÁGENES: José Casado
DOCUMENTACION: Wikipedia. Diversas páginas de Internet
El modelo de finca, era uno muy usado en la época de la Ilustración: la finca de recreo y agrícola; aunando zonas de cultivo, con paseos, edificios y zonas arboladas. Destacando los 1.400 almendros, que muestran todo su esplendor en la primavera madrileña. Tiene, además, gran variedad de árboles, como pinos, eucaliptos, etc.
El agua era abundante y los cultivos se regaban con el agua que aportaban dos arroyos; el del Tranco y el de La Quinta. Ambos situados en un nivel inferior, y de ahí, que se necesitara recurrir a los molinos. Hoy solo quedan dos: el de La Casa del Reloj y el de La Rosaleda. Formaban parte de un complejo sistema de conductos, fuentes, albercas, estanques, etc. que cumplían una doble misión: el riego y la decoración.
Tiene otros lugares singulares, como la llamada Pista de Tenis, que es un espacio llano, con césped y una especie de grada, que parece ser que se usaba para lo que su nombre indica. También tenemos el estanque grande, varias fuentes, y un abandonado invernadero.
Otro edificio de interés, es el Palacio, que se empezó a construir en 1925, siguiendo el modelo racionalista, inspirado en la Escuela de Secesión Vienesa. Es un edificio de cinco plantas y tres alturas, en las que destaca su torre del reloj, con forma cúbica y piramidal. Ha habido varios contactos para darle un uso, pero no han cuajado, y en la actualidad esta cerrado y sin uso.
Cuando en los años 60, Don Cesar Cort, se cayó por las escaleras del palacio, rompiéndose la cadera, lo hizo cerrar, y se traslado a vivir a la Casa del Reloj (hoy ya totalmente rehabilitada, según un acuerdo firmado por Doña Ana Botella, entonces concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, con Caja Madrid).
TEXTO E IMÁGENES: José Casado
DOCUMENTACION: Wikipedia. Diversas páginas de Internet
hola José, estupendo post que divulga un parque tan exquisito y desconocido de Madrid.
ResponderEliminarSaludos
Hola Antonio. Es cierto, es uno de los parques menos conocidos por la gente, pero que esconde rincones muy bonitos.
ResponderEliminarGracias por el comentario y un saludo.
Hola José:
ResponderEliminarMe has descubierto una nueva perspectiva del parque. Conocía sus árboles, la fiesta de los almendros en flor... pero no sabía nada de sus edificios racionalistas que reflejan las fotos. Son preciosos!!!
Muchas gracias. Un abrazo, Jesús
Y junto a las verjas de la entrada, tiene unos preciosos rosales de pitiminí de color amarillo vainilla, que ahora están en toda su plenitud.
ResponderEliminarEstupenda información. Muchas gracias
un abrazo.
Hola Jesus. A mi me paso lo mismo, tuve que verlo varias veces, para darme cuenta del estilo en todos los detalles. Uno piensa en un parque, y se fija solo en la naturaleza que contiene.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Hola doña Ume. Es verdad, tiene multitud de plantas y flores, no solo los almendros.
ResponderEliminarRealmente merece la pena, recorrerlo e irse fijando en los muchos detalles que tiene.
Gracias y un abrazo.
Hola José, un post estupendo, que nos descubre muchas cosas sobre este lugar tan bonito, felicidades.
ResponderEliminarEs un placer recorrerlo, poquito a poco, cada rincón esconde cosas preciosas, y tu nos lo has contado de forma magnífica.
saludos
Hola José,
ResponderEliminarSoy un desastre, ¿te puedes creer que lo he visitado varias veces y ninguna en primavera? Estoy condenado a no verlo en plena floración.
Ir tempranito y disfrutar de un libro sentado junto al estanque es una delicia.
Gracias por el paseo. Un abrazo.
Hola Mercedes. Tienes razón, es de esos parques, que cada vez que vas, descubres un rincon distinto.
ResponderEliminarGracias y un saludo.
Hola Manuel. Es verdad, no tienes perdon. Lo del libro, en esta epoca de recortes, creo que es un exceso que no se si nos lo permitiran. Yo tambien lo he pensado, pero lo he hecho en El Capricho.
Un abrazo.
Alguien podría decirme que árbol es el que esta junto a la entrada principal del palacete.
ResponderEliminarLo descubrí de manera casual paseando el pasado sábado y aún no he conseguido reconocerlo en ninguna de mis guías de árboles.
Muchas gracias.
Estoy de acuerdo en que la Quinta es un lujo en una ciudad como Madrid y además en la calle de Alcalá!!!!!!